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martes, 25 de octubre de 2011

entrevista completa a IOSHUA para el suplemento de arte RASTROS del Diario La Opinion de Rafaela (Santa Fe)


http://www.diariolaopinion.com.ar/Sitio/VerNoticia.aspx?s=1&i=31340

Contra la corriente
De pibe chorro a poeta y editor, Ioshua Cumbiagei es un artista incómodo por naturaleza. Aquí, las claves de su universo. txt: Alejandro Menardi.

A la hora de pensar la sociedad, aún se siguen utilizando conceptos como clases y/o sectores sociales, cayendo muchas veces en insanos prejuicios que reducen las perspectivas analíticas. Quizás sea obra de la costumbre, de la comodidad, o del uso adormecido y adormecedor de ciertas categorías, pero lo cierto es que también podemos prestar atención y escuchar a aquellos artistas que rompen límites estéticos y determinaciones sociales, proponiendo desde su obra una búsqueda sincero y diferente. Pues bien, Ioshua Cumbiagei es uno de esos. Nació en Merlo, hace 33 años, y desde los 14 vivió en la calle. Sus orígenes lo relacionan con el universo del “pibe chorro delincuente”. Sin embargo, su propuesta pasa por otro costado. Tiene un currículum más que interesante, escribió libros de poesía y narrativa que fueron publicados por emprendimientos editoriales independientes de más de diez ciudades en Argentina y las capitales de Chile, Paraguay y Brasil. Es periodista y asesor de contenidos en revistas de cultura contemporánea. Realizador de películas, discos, libros y publicaciones independientes, acompaña el desarrollo de estas actividades recorriendo el interior de país y naciones limítrofes. La edición de sus libros pasa bajo su responsabilidad, a través de su propia editorial: Wachodelacalle. Además, es dibujante e ilustrador, creador del comic Cumbiagei, y ameniza sus presentaciones y lecturas oficiando de DJ. En el prólogo del libro "Cumbiagei", la socióloga de la UBA, Anahí Castillo, analiza de manera muy clara el valor de su obra: “Ioshua revirtió las violencias soñando y dibujando a estos pibes besándose y pensando en sus sentimientos más hondos y personales desde lo más profundo y cotidiano de su barrio. La sinceridad descarnada de los dibujos de Cumbiagei también abrió y potenció un boom identitario entre las nuevas generaciones de gays y convirtió la brutalidad de su sencillez en el sex appeal de los barrios humildes, y es justamente allí donde el escapismo erótico de los dibujos de Ioshua nace y reconoce lo más crudo de la estética de los barrios pobres y las villas del conurbano de Buenos Aires pero avanzando sobre estéticas que conectan con los artistas plásticos más audaces del último siglo (chequear los dibujos eróticos de Jean Cocteau, los sonidos de John Cage, los cuadros sobre historietas de Roy Lichtenstein y el dibujo japonés de los años ‘60).”
En diálogo con Rastros, este inquieto autor comenta su posición sobre diversos temas que atraviesan sus creaciones, como la cultura Queer, la autogestión, la marginalidad, y lo que se lleva cuando recorre el país mostrando su arte.

Tu obra se plantea sobre los pilares de una antinomia estética, que si bien no debería existir, existe, como es el mundo marginal de la cumbia y el lujo gay. ¿Por qué creés que todavía existen tantas fronteras?
Creo que eso es un prejuicio que nadie cuestiona, y eso mismo lo sostiene como una afirmación de lo más dudosa. De alguna manera sólo puedo pensar por mi propia experiencia, y eso sería algo así como que la cumbia se asocia a lo groncho, lo grasa, lo cabeza... Y aunque cueste aceptarlo, los gays chetos son discriminativos con todo eso. De otra manera, no se explica cómo aún las discotecas de aquí anuncian sus fiestas en inglés con absurdismos como “gayfriendly”, “fest cool summer”, y ridiculeces así. Mientras la comunidad gay siga privilegiando los estereotipos for export, las fronteras seguirán bien claras entre chetos gay y cumbieros gay. Es una cuestión de clases y especulación de pertenencia.

¿Qué autores desconocidos de literatura gay creés que se ocultan y merecen tener un espacio?
Eso es una ingenuidad. Acá no se oculta a nadie en particular, a nadie le interesa dedicarse a ocultar a un autor, pues nadie escribe cosas tan terribles que cuestionen y hagan temblar el sistema. El reconocimiento de los autores no es más que responsabilidad de los lectores, si no te leen ni consiguen tus libros, eso mismo te deja marginado. La trascendencia de un autor sólo depende de su conexión con los lectores. No conozco ningún autor que con su obra sacuda verdaderamente algún pilar de esta industria. Sin embargo, conozco a muchos productores culturales que ningunean autores sólo por recelos o amiguismos, y aún así, eso no detiene que un autor imponga su obra, sólo sostenido en su propio talento.

A menudo se estigmatiza a la gente de bajos recursos responsabilizándola de hechos delictivos. Sin embargo, también aparecen expresiones geniales de personas provenientes de sectores marginales que logran generar espacios culturales y de comunicación muy interesantes. La pregunta es: ¿a quién le conviene que los pobres no lean?
Una persona culta, o al menos con un pensamiento crítico y articulado, no tragaría alegremente todas las miserias canalladas de este sistema. Entonces, por supuesto que es necesario que no lean, que no coman, que no tengan salud ni vivienda digna, y todo eso que cualquiera puede pedir para sí mismo y para su clase. Yo torcí mi historia cuando no me creí lo que se esperaba de mí debido a mi origen. Me construí una identidad crítica y reflexiva, eso me mantuvo de alguna manera buscando otras salidas, claro que sin dejar de sufrir lo mismo que todos los pibes de mi barrio.

Se te ve seguido viajando por ferias independientes, ¿ves la autopublicación como una cuestión política o es sólo una forma económica de comercializarte?
¿Acaso una obra de arte convertida en producto necesita responder esas preguntas? Me publico a mí mismo pues considero que así es mejor y me evito discusiones con editores e intermediarios. Además ¿por qué no hacerlo así? Tengo los recursos y la convicción de poder seguir haciéndolo, nada más. Tengo mi propia editorial, Wachodelacalle, y salgo de gira tocando como DJ y presentando mis libros. Así funciona para mí y para la gente que me acompaña.

¿La música que escuchás te influye a la hora de escribir o son pasiones separadas?
Escucho mucha música. Creo que seguramente algunas melodías o recursos sonoros movilizan mis fibras emocionales y quizá eso se vuelque en algunos de mis textos. Algunos de mis poemas hacen referencia a “Patricio Rey y sus redonditos de ricota”, “Pantera”, “Almafuerte”, “Pibes chorros”, “Manal” o “The Ramones”. Cosas así. Y para la pista me gusta que todo el mundo baile conmigo.

¿Qué es lo que te llevás de cada viaje?
Recibo mucha generosidad de los chicos y chicas en cada ciudad que visito. Me regalan libros, discos, fanzines, remeras... cosas de mucho afecto para mí. Pero me llevo la felicidad de compartir unos días con gente muy amable conmigo. Eso es pura buena onda.


Por Alejandro Menardi.- suplemento RASTROS - DIARIO LA OPINION - RAFAELA (SANTA FE - ARGENTINA)